jueves, 11 de agosto de 2011


Estás tan quieto, parado, con la tez blanca y la ropa oscura.
El gesto tuyo es más duro y con la mirada azul recorres todo lo que queda por encima de mi cabeza. Y de la de cualquiera que te mire.

Pasarán por lo menos tres años hasta que vuelva a buscar esta foto. Si me la encuentro antes creo que se me contraerá el pecho en un movimiento lento, duradero, que conecte con la memoria y con mis ganas de vivir de entonces. Que son las de ahora. Y que son en cierto modo las de antes, pero un poco más débiles, puede.
Eso es por el propio cuerpo, que nace, absorbe y herido, en un punto, deja de agitarse.

Pero tú permanecerás inmóvil, discreto, sobre el papel del recuerdo que yo ahora sostengo en la mano.
Y nadie más dará fe de este momento, que bien me ha valido más de 140 palabras para poder explicarlo.

3 comentarios:

  1. Las he contado, las palabras. No sé bien por qué he llegado a este sitio. Y no sé por qué me he puesto a contarlas. Supongo que el hombre que soy quería encontrar mentiras y levantar la ceja satisfecho. Por eso o porque es de noche y no puedo dormir. O será por las dos cosas, que son la misma. Buenas noches.

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  2. Hoy me levanté y pensé en lo mismo, en sacar unas cuantas fotos en papel, para al menos palpar el gesto que contienen.

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  3. Llegar a sitios así de pura casualidad, y encontrarte esto.
    Gusta tanto.
    Besos inmensos.

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